Una frescura asombrosa, una capacidad de producir vinos secos, así como vinos dulces de guarda prolongada; la capacidad de plasmar el terruño en la botella: ¡esta variedad revela unas cualidades únicas! Reportaje sobre su tierra. 

Chenin_Blanc

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Sudáfrica, California, Nueva Zelanda, Argentina o Australia: el Chenin muestra el final de sus uvas en viñedos de distintos rincones del mundo. Tanto es así, que se le dedicó un congreso internacional en julio de 2019. ¡Nada más y nada menos! ¿El lugar de celebración de este evento? ¡Angers, como no podría ser de otro modo! 

El Loira, el territorio predilecto para el chenin 

Aunque el chenin resista a diferentes latitudes, alcanza su desarrollo pleno en el valle del Loira, especialmente en Anjou y la Turena, en Francia. Es la variedad de uva blanca emblemática y la estrella de denominaciones muy famosas como Savennières, Saumur, Coteaux-de-Saumur, Coteaux-du-Layon, Anjou, Coteaux-du-Loir, Bonnezeaux, Vouvray o Quarts-de-Chaume. Decir que son muchos viticultores que le profesan un auténtico culto es quedarse corto. ¿Chovinismo del valle del Loira? No. Denominada planta de Anjou en el siglo X y popularizada por el escritor francés François Rabelais con el nombre de «chenin» en el siglo XVI, esta variedad de uva posee preciosas virtudes que seducen a los productores más ambiciosos. Thierry Germain, una de las figuras más importantes de la región de Saumur, que elabora magníficos vinos de chenin, tiene previsto consagrarle un conservatorio en uno de sus viñedos.  

© ©Louis-Laurent Grandadam

Seco, dulce, «burbujeante», ¡el chenin lo tiene todo! 

«En tiempo seco, puede producir grandes blancos y espumosos de terruño. Con una humedad moderada, nacida de las nieblas otoñales o de la influencia oceánica, genera vinos dulces, semisecos y dulces», explica Patrick Baudouin, enólogo de Chaudefonds-sur-Layon, en Anjou. Capaz de adaptarse a diferentes condiciones climáticas, juega con todos los tonos: seco, semiseco, dulce, almibarado e incluso espumoso. «Cuando llegué a la región, pensé que Vouvray era solamente sinónimo de burbujas. Cuando vi lo que podíamos hacer aquí, me quedé asombrado», indica Tanguy Perrault, de la excelente bodega Perrault-Jadaud, que dirige con su pareja, Anne-Cécile Jadaud. «La plasticidad del chenin es extraordinaria. Podemos inventar muchos vinos muy diferentes», confirma Tanguy. Reconocible por su franqueza, su frescura y su fina puntuación aromática entre flores blancas, frutos secos, membrillo, albaricoque o cítricos según la concentración del vino, el chenin no carece sin embargo de personalidad. No obstante, a diferencia de otras variedades de uva con perfiles más variados, tiene la elegancia de hacerse a su geografía en lugar de imponerse.  

© ©Louis-Laurent Grandadam

Un espejo de la tierra 

Al revelar el carácter de la añada, el chenin se viste con la idiosincrasia del terruño y permite la expresión de todos sus matices. ¿Un ejemplo? En los suelos arcillosos calcáreos de Saumur y de la Turena, su acidez es generalmente un poco más acentuada que en los suelos de esquisto de Anjou. Además, aunque se amplíe a la escala más fina de una sola finca, puede expresar matices muy diferentes de una parcela a otra. Este es uno de los grandes puntos fuertes del «ch'nin», como se le conoce localmente: desde los vinos secos hasta los dulces, pasando por los espumosos, inspira una amplia gama de maridajes, desde los entrantes hasta los postres. La estrella de las variedades de uva blanca del Loira se puede disfrutar con pescados en salsa, aves de corral a la crema, platos exóticos y especiados como el tajín, quesos azules, tartas de manzana, etc. ¡Ideal para crear tus propios maridajes en casa!  

© ©Louis-Laurent Grandadam

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