Patatas fritas, ¡qué chic!

Por Marie-Laure Fréchet

A todo el mundo le gustan, y se disfrutan en todos los continentes. Sin embargo, se conoce menos el hecho de que las patatas fritas forman parte del patrimonio culinario francés. ¡En serio! 

Fries on purple background

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Aunque los belgas dicen haberlas inventado, los estadounidenses insisten en llamarlas French fries (literalmente, «patatas francesas»). En cualquier caso, una cosa es segura: están riquísimas. Cada año se consumen en el mundo más de 10 000 millones de kilos de patatas fritas, es decir, ¡350 kilos por segundo! El auge de la hamburguesa va de la mano de este fenómeno. Sin embargo, las patatas fritas se inventaron en Francia a orillas del Sena durante la Revolución Francesa. Los vendedores ambulantes proponían a los transeúntes rodajas de patata fritas en una olla de aceite. Fue un francés, Jean-Frédéric Kieffer, también conocido como M. Fritz, quien introdujo las patatas fritas en Bélgica abriendo un puesto a la salida del teatro de Lieja. El resto, como se dice, es historia. Lo más probable es que fuera Fritz el primero en tener la idea de cortarlas en bastoncillos por razones prácticas.  

Patatas fritas de autor

Mientras que en el norte de Francia se siguen sirviendo las patatas fritas al estilo tradicional, envueltas en un cucurucho de papel para comérselas con los dedos, en París hay ahora restaurantes enteros dedicados por completo a las patatas fritas, como Pont-Neuf. Las patatas fritas, un manjar sin duda globalizado, se visten de gala en Francia. En Pont-Neuf, los comensales pueden elegir entre patatas fritas en cuña, en bastones o incluso patatas fritas infladas y crujientes tipo suflé, que requieren toda la destreza del chef para realizarse correctamente. 

 

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