Encaramado en su terruño a gran altitud, este viticultor ha desarrollado sus prácticas a lo largo de su carrera. En la actualidad, tiene una perspectiva bastante optimista sobre el futuro del viñedo. Desvelamos sus secretos. 

Michel Guignier, the Beaujolais spirit

© Louis-Laurent Grandadam

Para conocer a Michel Guignier, hay que abandonar las rutas principales y subir a las alturas de Beaujolais, a 500 metros de altitud, entre Mâcon y Lyon, exactamente en Faudon, que pertenece al municipio de Vauxrenard. Las vistas de los alrededores son magníficas. El encanto del enclave es indiscutible: unas cuantas casas, un huerto, un camino que lleva a los viñedos plantados en las curvas de una colina redondeada y, a su alrededor, bosques de árboles de hoja caduca y coníferas. La propiedad familiar, que antaño se dedicaba por completo al policultivo, tiene ahora una treintena de hectáreas, entre las que se encuentran cuatro hectáreas de viñedos de los que se ocupa Michel. 

© Louis-Laurent Grandadam

De lo convencional a lo ecológico 

A sus 63 años, Michel ha vivido los últimos cuarenta años en Beaujolais. Como muchos, se inició en la agricultura convencional: «En aquella época, solo me enseñaban química, así que me metí de lleno en ella. En los años noventa, empecé a pensar en el uso del glifosato, cuyo carácter contaminante se fue reconociendo poco a poco. En un momento dado me dije que era imposible seguir así». En el año 2000, convirtió su finca a la agricultura ecológica y luego comenzó a experimentar con métodos biodinámicos. Desde este punto de vista, su trayectoria es bastante representativa de la evolución de la región vitivinícola de Beaujolais, donde cada vez más viticultores se han alejado de la viticultura convencional. 

© Louis-Laurent Grandadam

Prácticas virtuosas 

Michel está encantado de tener bosques a su alrededor, fuentes de una preciosa biodiversidad. ¿Su compañero de trabajo? Bister, un caballo fornido de las Ardenas belgas. Michel lleva veinte años trabajando sus viñedos con él, aunque, como muchos otros, ha renunciado a arar, cuyo exceso puede dañar el suelo. Desde su elevada posición geográfica, observa con optimismo el viñedo: «Hay un cierto dinamismo, vamos en la dirección correcta. Además, como la tierra es más barata que en otros lugares, hay nuevos viticultores que vienen a instalarse aquí».
Más que de vinos naturales, Michel prefiere hablar de vinos «de pura cepa» cuando se refiere a los suyos y lleva la definición de los terruños más allá, trabajando en sus parcelas de forma exhaustiva: «De una parcela a otra, los suelos de granito están más o menos descompuestos y producen vinos diferentes, con expresiones variadas de la gamay, pero lo que busco en el vino sobre todo es la fluidez, su aspecto refrescante». En consonancia con el «movimiento» actual que, tanto en Beaujolais como en otros territorios, busca el equilibrio y la frescura más que la demostración y la potencia. 

© Louis-Laurent Grandadam

La selección de Taste France Magazine 

Beaujolais Villages - «La Bonne Pioche» 2019 
Aromas de pequeños frutos rojos, taninos sutiles, profundidad, pero, sobre todo, fácil de beber, este es el carácter de este vino nacido en un terruño de granito duro y pedregoso. 

Vin de France – «Granite» 2019 
La tensión, la frescura y la vivacidad definen este vino cuya puntuación aromática está dominada por delicadas notas florales. ¡Refrescante! 

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