A lo largo de los últimos años, Simon y Piers, dos músicos apasionados, han recorrido Europa y Asia con su banda de rock. De vuelta a Francia, los dos amigos actúan en el festival Hellfest Summer Open Air de Clisson. Como no podía ser de otra manera, después del concierto, se lanzan a catar muscadets.

Vignes_Monnieres

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Después de una gira agotadora, Simon había prometido cruzar el Canal de la Mancha para ver a su novia inglesa, pero ella prefería venir al estuario del Loira para deleitarse con sus ostras y su muscadet. Al joven le pareció un poco insólito que a esta estudiante de literatura japonesa le gustara el muscadet, con sus aromas a cítricos y manzana verde. Sin embargo, a Piers, un guitarrista inglés que vive en Nantes, no le sorprende en absoluto. Tanto a los británicos como a los neerlandeses les encantan estos vinos frescos. La mayoría de sus compatriotas conocen el maridaje de muscadet y ostras.  

Durante la gira, Simon conoció a algunos jóvenes alemanes aficionados a este vino. Estos aficionados treintañeros, que a menudo lucen barba o bigote, buscan la finura de los muscadet. Toma un sorbo de Monnières-Saint Fiacre, un muscadet con cuerpo, de textura cremosa. Aprecia este vino refrescante y ligeramente amargo. De este muscadet de crianza sobre lías le gusta la ligera efervescencia que le hace salivar.  Una botella de muscadet es como un músico que sabe hacer llorar a su guitarra: debe transmitir experiencia, reminiscencia y prolongarse, sin sacrificar la suavidad y cierta tensión. 

El muscadet, cabeza de cartel 

Los dos músicos se ponen a improvisar. Después de un riff de guitarra, Piers se pregunta: pero entonces, ¿qué hace distintos a los muscadet? Simon deja volar su imaginación. En su opinión, estos vinos son incomparables. Entre sus favoritos, nombra los vinos de Clisson, Gorges y Pallet. Una vez recuperada la inspiración, Piers vuelve a la guitarra. Con unas notas de blues, toca Are You Gonna Go My Way, de Lenny Kravitz. Simon sonríe.  

Estos vinos se parecen un poco a los riffs de su guitarra. Con estos tres vinos, tenemos tres perfiles: potente, largo y cremoso. Estos vinos son más coloridos y potentes en boca. Ambos músicos estallan en carcajadas y brindan. Cada uno de estos vinos tiene una melodía particular. La magia del estilo y el origen. Por último, la evolución de los muscadets es fácil de entender. Es como telonear a una banda y acabar convirtiéndose en cabeza de cartel. Empiezas en una pequeña sala tomando solo un muscadet con los amigos en la barra y, poco a poco, entras en la historia de la música con mayúsculas. No ocurre de la noche a la mañana.  

Para Simon, cada parcela de viñedo es una partitura. El trabajo del enólogo es el de un compositor, que trata de interpretar la tierra. Al catar estos vinos, el tiempo se dilata como las notas. Por ello, los muscadets se pavonean en las mesas más gourmet del mundo. No cabe duda del éxito de los muscadets, aunque no hace falta ser músico para apreciarlos.  

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