¡Champagne! En todo el mundo, esta mágica palabra es sinónimo de celebración y lujo. Este vino encarna el saber hacer, la tradición y el arte de vivir como los franceses. ¿Cuál es el terruño del que nacen estos prestigiosos espumosos blancos o rosados? Desvelamos todos los secretos sobre sus colinas, maisons y cavas de Champagne que recibieron en 2015 el distintivo de patrimonio mundial de la UNESCO.  

Champagne Terroir Illustration

El champagne es algo exclusivamente francés 

Sus habitantes lo tienen claro: «El champagne es un vino 100 % francés». Se produce exclusivamente en esta región vinícola situada a unos 150 km al este de París. Sus 34 300 hectáreas de viñas se reparten en 280 000 parcelas que suelen tener el tamaño de... una cancha de tenis. Cada año, 16 000 viticultores de Champagne comercializan 300 millones de botellas, todas ellas bajo la denominación de origen controlada (DOC) Champagne. 

 

Los 4 territorios principales de Champagne 

Esta atípica región vinícola abarca 4 extensos territorios de norte a sur. En primer lugar, la montaña de Reims. Después, nos topamos con el valle del Marne, el corazón histórico de la región vinícola de Champagne. Tras él, se encuentra la célebre Côte des Blancs. Su nombre se debe a la cepa blanca que la puebla en su mayoría: la uva chardonnay. Aquí se sitúa la icónica maison de champagne Pol Roger. Por último, tenemos la zona vinícola más meridional de esta denominación, la Côte des Bar, cuyas viñas cubren empinadas colinas.  

© Charles Monnier

Un entorno ideal 

Cada terruño es singular y cuenta con sus propias características. El clima, el suelo, el entorno y el viticultor afectan directamente al vino. Como dicen los oriundos de Champagne: «Si pruebas dos chardonnays de dos regiones distintas, estarás probando sus diferencias».  

En referencia al clima, las viñas de Champagne se benefician de una doble influencia, la continental y la marítima. No hace demasiado frío en invierno ni demasiado calor en verano. La temperatura media anual es de 11 °C. Su relieve es más bien escarpado y montañoso. El suelo es en su mayoría calizo, con margas, calizas duras, arenas, arcillas densas y creta. Esta última piedra en concreto desempeña un papel crucial, ya que es la que regula la temperatura y favorece el drenaje. Las profundas raíces de las viñas extraen de este suelo único los minerales que aportan a los vinos de Champagne su mineralidad. 

 

La pinot noir, la chardonnay y la meunier: las reinas de Champagne 

Es la naturaleza de estos suelos la que ha llevado a seleccionar tres cepas adaptadas a la región de Champagne: la pinot noir, la chardonnay y la meunier. Cada una de ellas ofrece el equilibrio perfecto entre dulzura y acidez, tan importante para la efervescencia y la formación de espuma. 

La pinot noir es la cepa más plantada en la región vinícola de Champagne (38 %). También es la cepa dominante en la montaña de Reims y la Côte des Bar. Le aporta potencia y estructura al vino, así como aromas a frutos rojos y flores.  

La chardonnay es la cepa dominante de la Côte des Blancs. Aporta frescor al vino. Sus aromas se mueven entre las notas florales y los cítricos. Es perfecta para el envejecimiento del vino. 

La meunier le ofrece redondez al champagne. Sus vinos son flexibles y afrutados con aromas a frutas amarillas. 

No te sorprendas si pruebas champagnes con las variedades arbane, petit meslier, pinot blanc o pinot gris.  

Estas 4 cepas antiguas también pertenecen a la denominación. Representan tan solo un 0,3 % de la región vinícola, pero han despertado un renovado interés. 

El ensamblaje, un arte de la Champagne 

Tal y como sucede en otras regiones vinícolas de Francia, como Burdeos o Languedoc, el champagne es un vino en el que se ensamblan distintas cepas. Pero aquí no queda la cosa, se trata de un ensamblaje muy peculiar y complejo, pues a la alquimia de las cepas (pinot noir, pinot meunier y chardonnay) se añade la de los viñedos (con terruños diferentes) y las añadas. El objetivo es producir cada año un champagne de calidad similar al cuvée anterior. Por este motivo, los cuvées son principalmente «non millésimées» (sin añada).  

Desde hace un tiempo, la región de Champagne apuesta por una viticultura respetuosa con el medioambiente para mantener la calidad de sus terruños. La agricultura ecológica en esta zona no es todavía la norma, pero cada vez es más habitual. Blanco o rosado, brut, semiseco, extrabrut o natural, las viticultoras y viticultores, añada tras añada, hacen que las burbujas de esta zona tan singular bailen. Esta magia puede saborearse en los 11 millones de burbujas que contiene una sola copa de champagne. 

La selección de Anne Schoendoerffer

Maison Leclerc Briant - DOC Champagne - Cuvée Abyss Premier Cru
Este cuvée excepcional presenta un ensamblaje a partes iguales de chardonnay, pinot noir y pinot meunier. Sumergido durante 1 año bajo el oleaje del mar, en nariz deja al final unas deliciosas notas a yodo. En boca, comienza con aromas cítricos a delicioso limón. Todo en él está pulido.


Domaine Pascal Doquet - DOC Champagne - Cuvée Arpège Premier Cru Blanc de Blancs
Un Blanc de Blancs, 100 % chardonnay con un ensamblaje de distintas añadas y brut nature. Sus aromas a flores y cítricos impregnan un vino fresco y mineral, cuyas cremosas burbujas resultan cautivadoras.

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