Fervoroso de los vinos franceses y su difusión (y praxis) en España a través del periodismo y de la pedagogía lúdica, este madrileño que siempre se soñó parisino nos abre las puertas de Lavinia, la gran enoteca que dirige y la que marca el camino de la sensibilidad vinícola gala, tanto con sus grandes clásicos como avanzando sus últimas y audaces tendencias de culto.